Historia del entrenamiento de fuerza
En esta entrada se realiza una breve introducción sobre la historia del entrenamiento de fuerza desde principios del siglo XX.
En esta serie de artículos tratamos algunos conceptos mas importantes del entrenamiento de fuerza recogiendo notas del reciente libro publicado Fuerza Velocidad y Rendimiento Físico y Deportivo escrito por los reconocidos investigadores Juan José González Badillo y Juan Ribas Serna.
Uniendo la experiencia en la práctica del entrenamiento y y la investigación científica teórica
Existe otra forma de abordar el entrenamiento que tiene vocación de aplicar los conocimientos científicos a la práctica del entrenamiento. Pero se ha de reconocer que esto no es nada fácil. Los estudios científicos relacionados con el rendimiento deportivo no pueden abarcar todas las variables que intervienen en el entrenamiento.
El entrenador tiene la “obligación” de mantenerse al día sobre los avances científicos (verdaderos), pero después le queda la doble tarea de saber interpretar y aplicar esos conocimientos a la práctica y establecer el plan de control que le permita a él mismo avanzar “científicamente” en la racionalización de su propio trabajo.Esta es una tarea apasionante, que no termina nunca y que se salpica de aciertos y fracasos de manera continua.
El entrenador tiene la “obligación” de mantenerse al día sobre los avances científicos y de saber interpretar y aplicar esos conocimientos a la práctica y establecer el plan de control del entrenamiento
El entrenador debe procurar no cometer graves errores que vayan claramente en contra de lo que esté comprobado científicamente, aunque la ausencia de esos errores no le garantice el éxito. No obstante, los intentos de divulgar los hallazgos científicos en textos organizados con apartados sobre sus aplicaciones a la práctica deportiva han mejorado mucho la formación de los técnicos, han estimulado la investigación y han contribuido a la mejora de los resultados.
Los textos promovidos por el Comité Olímpico Internacional sobre distintos campos de la investigación y del entrenamiento (fuerza y potencia, resistencia, biomecánica, medicina, el desarrollo y el entrenamiento en niños…); la publicación de textos de fisiología como los de Mcardle et al., Wilmore y Costill, Astrand y Rodahl, o monografías como las de Zatsiorsky (1995) o Enoka (2002)…. son ejemplos muy válidos. Todos estos textos trata de exponer de manera asequible para la mayoría de los especialistas en el entrenamiento deportivo, asi como para los científicos en general, los ultimos avances científicos y sus posibles aplicaciones a la práctica deportiva.
Naturalmente, como toda publicacion, con el paso de los años van perdiendo parte de la actualizad, pero para suplir estas deficiencias se recurre a las publicaciones periódicas recurrentes.
Por tanto, ademas de las aportaciones de los textos en forma de libros, existen las fuentes bibliográficas donde aparecen los artículos originales con la metodología y los resultados de las investigaciones, lo que constituye la vía de actualización mas rápida, aunque esta información siempre será sobre un campo mas reducido del conociemiento.
En todo caso se estudia, aunque lamentablemente, no siempre de manera adecuada, el efecto de un tipo determinado de entrenamiento sobre una o varias cualidades durante varias semanas.
La ciencia solo explica la reacción del organismo a distintos tipos de esfuerzos, de lo cual se pueden hacer deducciones para orientar el entrenamiento. Por tanto, el entrenamiento ha de programarse en función de un objetivo, el cual se va a cumplir si se aplica el grado de estrés que, según indican las investigaciones, aunque sin olvidar la experiencia, provoca el esfuerzo programado y el consiguiente efecto. Conjugando la información científica y el “sentido común” del técnico, es probable que la organización del entrenamiento sea mas racional.
el entrenamiento ha de programarse en función de un objetivo, el cual se va a cumplir si se aplica el grado de estrés que, según indican las investigaciones, aunque sin olvidar la experiencia, provoca el esfuerzo programado y el consiguiente efecto
Cada vez es mas frecuente que los deportistas de alto nivel se beneficien de un seguimiento científico meticuloso que incluya la realización de tests cada día, cada semana o cada 2, 4, 8… semanas. La función de estos tests es conocer la evolución de la condición física y evaluar si el efecto del programa de entrenamiento prescrito está de acuerdo con los objetivos marcados. De este modo es mas probable que se puedan establecer criterios y procedimientos científicos que permitan programar y controlar el régimen de entrenamiento de un deportista y progresar adecuadamente, evitando la aparación del sobre entrenamiento.
Historia de las aportaciones al entrenamiento de la fuerza
La utilización del entrenamiento de fuerza como complemento del entrenamiento específico de otros deportes se empieza a popularizar a mediados del siglo pasado. A partir de los años 60 y 70 se entabla el gran debate sobre usar o no usar este tipo de entrenamiento, ya que los detractores mantienen que el entrenamiento de fuerza “pone lento” al deportista.
Uno de los primeros investigadores que se interesó por la fisiología de la fuerza muscular fue Dudley Allen Sargent (1849-1924), médico entrenador de la Universidad de Harvard. Este investigador fue el creador del famoso test de salto vertical de Sargent, y proponía el uso de cargas muy ligeras para entrenar la fuerza.
A. V. Hill estableció la relación entre la tensión muscular y la velocidad de acortamiento del músculo o curva fuerza-velocidad
A principios del siglo pasado, el fisiólogo británico A. V. Hill estableció la relación entre la tensión muscular y la velocidad de acortamiento del músculo o curva fuerza-velocidad, tan útil hoy día en la valoración de la condición física, del efecto del entrenamiento y del grado de fatiga.
En 1948 los médicos Thomas De Lorme y Arthur Watkins, trabajando con soldados que se recuperaban de las heridas sufridas en la primera Guerra Mundial desarrollaron PECRIMEA de entrenamiento para superar la debilidad provocada por la atrofia típica en estos casos. Originalmente establecieron que la dosis necesaria para obtener resulta estaba entre 70 y 100 repeticiones por ejercicio (la famosa 10x10RM), aunque después la corrigieron y la dejaron entre 20 y 30 repeticiones por ejercicio, lo que daría lugar a la fórmula de 3x10RM, aunque no todas las series hasta el fallo, sino solo la última.
El fisiólogo alemán Erich A. Müller y su compañero T. Hettinger contribuyeron al desarrollo del entrenamiento de fuerza cuando en 1953 observaron que el entrenamiento de tipo Isométrico podía útil para el desarrollo de la fuerza. En los años 60, lo más representativo fueron los estudios de Richard A. Berg, quien realizó una serie de investigaciónes durante varios años en las que buscó el estímulo óptimo para el entrenamiento de la fuerza.
Aunque sus estudios no hayan aparecido en publicaciones reconocidas como científicas por la comunidad internacional, se puede considerar que las aportaciones de Y. Verkhoshanky durante la década de los años setenta fueron importantes para el avance del entrenamiento deportivo. Sus propuestas sobre la ubicación del entrenamiento de fuerza dentro del ciclo de entrenamiento, la utilización de los ejercicios llamados “pliométricos”, sus aportaciones sobre el estudio de la relación fuerza-tiempo-velocidad y la aplicación del análisis factorial para analizar los factores determinantes del rendimiento deportivo han sido una referencia importante y han contribuido al desarrollo de la aplicación de la fuerza al entrenamiento de las distintas especialidades deportivas.
las aportaciones de Y. Verkhoshanky sobre el estudio de la relación fuerza-tiempo-velocidad y la aplicación del análisis factorial para analizar los factores determinantes del rendimiento deportivo han sido una referencia importante
Su obra más representativa quizás sea Fundamentals of Special Strength-Training in Sport, publicada en ruso en 1977 y traducida al inglés en 1986. Posteriormente, toda la comunidad científica se ha interesado por los mecanismos que explican el desarrollo y manifestación de la fuerza y de sus posibles aplicaciones al entrenamiento deportivo. Se ha ido superando la fase en la que se consideraba que el entrenamiento de fuerza era perjudicial para los distintos deportes, y los entrenadores de casi la totalidad de las especialidades comenzaron a interesarse por la aplicación del entrenamiento de fuerza para mejorar los resultados específicos.
Algunas instituciones de carácter científico, como por ejemplo el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM), el Colegio Europeo de Ciencias del Deporte (ECSC)y la Federación Internacional de Medicina del Deporte (IFSM) han contribuido al avance de los estudios sobre el rendimiento deportivo. En 1987, la Asociación Nacional de Fuerza y Acondicionamiento (NSCA) de EEUU crea la revista The Journal of Applied Sport Science Research, que después pasaría a denominarse Journal of Strength and Conditioning Research.
Estas publicaciones se centran especialmente en las investigaciones relacionadas con el estudio de la fuerza y sus aplicaciones. Su objetivo es establecer un puente entre la investigación científica y la práctica. A partir de los años 70 y 80 alcanza un gran impulso el desarrollo de los estudios sobre la fuerza y la potencia muscular.
A partir de los años 70 y 80 alcanza un gran impulso el desarrollo de los estudios sobre la fuerza y la potencia muscular
Autores como Edgerton, Gollnik y Saltin, con el análisis de la estructura muscular y la producción de potencia, fueron los responsables de muchos de los primeros estudios sobre las características de la fibra del músculo humano y su comportamiento durante el ejercicio, Komi, en el estudio del ciclo estiramiento-acortamiento, Sale, que ha contribuido al conocimiento de los efectos neurales sobre la producción de fuerza y potencia, los estudios de MacDougall, Edman, Herzog y Goldspink sobre las transformaciones musculares y la producción de potencia debidas al entrenamiento, los estudios de los efectos hormonales y neuromusculares del entrenamiento de fuerza de Kraemer, Häkkinen… y algunos otros han contribuido al avance del conocimiento sobre el entrenamiento de fuerza. Todos estos avances van paralelos a una forma de abordar el entrenamiento cada vez de manera más científica.
Recientemente se ha introducido introducido la variable “velocidad” como referencia útil para el control, dosificación y valoración del efecto del entrenamiento, con una publicación original en 1991 (González-Badillo, 1991). A lo largo de este texto se da información amplia sobre la mayoría de los numerosos estudios en los que se ha utilizado la velocidad como referencia para la dosificación, control y evaluación del efecto del entrenamiento.