Comparación entre los distintos modelos de periodización del entrenamiento
La comparación de los distintos modelos de periodización del entrenamiento no ofrece una clara superioridad de ninguno de ellos. Como conclusión de una reciente revisión (Hartmann et al., 2015), se encuentran, por ejemplo, efectos iguales o significativamente mayores sobre la “fuerza máxima” (prácticamente siempre entendido como 1RM) del modelo de programación no lineal (PNL) frente al de programación lineal (PL), mientras en estudios en los que se han comparado los efectos sobre la fuerza “explosiva” y el lanzamiento de balón medicinal en deportistas de competición, se observa una mejora significativa superior con la PL que con a PNL.
En esta serie de artículos tratamos algunos conceptos mas importantes del entrenamiento de fuerza recogiendo notas del reciente libro publicado Fuerza Velocidad y Rendimiento Físico y Deportivo escrito por los reconocidos investigadores Juan José González Badillo y Juan Ribas Serna.
RESUMEN
- No se puede concluir qué tipo de modelos de periodización del entrenamiento ofrece mejores resultados.
- En ningún estudio se ha controlado la fatiga o grado de esfuerzo en cada sesión.
- En un nuevo estudio igualando la intensidad relativa de los sujetos, los los resultados mostraron una clara tendencia a mejorar más con la programación lineal.
Sin embargo, la relativa corta duración de los periodos de entrenamiento, la diferencia en los tipos de deportes o sujetos a los que se les aplica el entrenamiento, los valores de las variables de entrenamiento, longitud de los “mesociclos”… hacen que no se pueda concluir qué tipo de modelos de periodización del entrenamiento ofrece mejores resultados.
La comparación de los distintos modelos de periodización del entrenamiento no ofrece una clara superioridad de ninguno de ellos.
Harries et al. (2015), después de un metanálisis concluye que no hay diferencias en la efectividad del modelo PL comparado con la PNL ni en los miembros superiores ni inferiores. Bartolomei et al. (2014) no observó diferencias significativas entre PL y PNL en la fuerza de los miembros inferiores ni en la potencia del salto vertical después de 15 semanas de entrenamiento, aunque sí en los miembros superiores a favor de la PNL.
Sin embargo, los resultados de este estudio son cuestionables, ya que los grupos difirieron en la intensidad (% de 1RM) y el volumen. El grupo al que se le aplicó la PL alcanzó el 85% más de la RM en 17 sesiones, mientras que la PNL solo en 8. No parece razonable que se pueda comparar el efecto de dos formas de organizar el entrenamiento (dos formas de programar) cuando hay tantas discrepancias en las variables clave del entrenamiento.
Painter et al. (2012) encontraron que, aunque el rendimiento tiende a favorecer a la PL en relación con la fuerza y la producción de fuerza en la unidad de tiempo, no se observaron diferencias significativas entre los dos grupos. Sin embargo, se observó que la eficiencia (volumen de trabajo en relación con los cambios producidos) de la PL fue superior que la que la PNL en relación con la mejora de la fuerza.
Miranda el al. (2011) encuentran que tanto la PL como la PNL aumentan de manera significativa la RM en press de piernas y en press de banca, pero sin diferencias entre los grupos aunque la PNL presentó un tamaño del efecto superior que la PL. Apel et al. (2011) observaron que la PL y la PNL semanal alcanzaron aumentos significativos en fuerza a las 8 y a las 12 semanas de entrenamiento, pero a las 12 semanas la PL ofreció mejores resultados que la PNL semanal. Se sugiere que esta menor mejora se debe a la mayor fatiga producida por la PNL semanal, por lo que en entrenamientos de larga duración sería mas práctico aplicar la PL.
Hoffman et al. (2009) compararon un entrenamiento NP, una PL y una PNL. Encontraron mejoras significativas en la RM en sentadilla, press de banca y en salto vertical en todos los grupos a las 7 semanas de entrenamiento, pero no entre la 7 y 15 semana. Solo el grupo de PL mejoró el lanzamiento de balón medicinal después de las 15 semanas de entrenamiento.
Según Apel et al., en entrenamientos de larga duración sería mas práctico aplicar la PL
Se concluye que los resultados no ofrecen una clara respuesta sobre qué modelo produce los mejores resultados. Hartmann et al. (2009), compararon el efecto de un entrenamiento con PL frente a otro de PNL. Después de 14 semanas de entrenamiento, con 3 sesiones por semana, encontraron una mejora en la RM en press de banca y en la velocidad máxima en el press de banca lanzado sin diferencias entre los grupos.
Se especula con la posibilidad de que realizar el entrenamiento de resistencia muscular en la tercera sesión semanal en la PNL ha podido llevar a una fatiga excesiva y a no mejorar el rendimiento en “potencia” debido a la baja intensidad. En una reciente revisión (Williams et al., 2017) se comparó el efecto del entrenamiento periodizado (P) frente al NP sobre la ganancia de fuerza. Se midió la RM en press de banca, press de piernas y sentadilla.
Se observó que el entrenamiento P ofrecía un moderado tamaño del efecto favorable al compararlo con el NP (TE = 0,43 y sin aparición del cero en el intervalo de confianza: 0,27; 0,58). Se concluyó que la variación típica del entrenamiento P es determinante para la mejora de la fuerza.
Como síntesis, se puede admitir que no hay información relevante como para poder afirmar que una forma de organizar el entrenamiento sea superior a las demás. Es tal la cantidad de valores que pueden adquirir las variables que determinan la carga de entrenamiento, así como la combinación de estos valores, que es difícil controlar toda esta variabilidad de manera que unicamente aparezca como variable independiente la propia secuencia de las cargas aplicadas en cada modelo de organización del entrenamiento.
Sin pretender se exhaustivos, dejando aparte las clásicas diferencias en la carga relacionadas con el volumen y la intensidad, se indican a continuación algunos aspectos muy relevantes no estudiados en la literatura en relación con la problematica de la programación :
Aspectos relevantes no estudiados en la literatura en relación con la programación
- En ningún estudio se ha controlado la fatiga o grado de esfuerzo en cada sesión. Si se han programado las mismas intensidades y repeticiones para todos los sujetos, cualquiera que sea el modelo de programación, se puede tener la falsa creencia de que todos los sujetos han ehcho el mismo entrenamiento, lo cual, como seha indicado en puntos anteriores, no es correcto, porque ante una misma intensidad relativa (suponiendo que esta intensidad haya sido la misma para todos), realizar el mismo número de repeticiones en la serie puede causar una fatiga distinta para cada sujeto.
- En relación con el grado de fatiga, nunca se ha considerado la pérdida de velocidad en la serie, lo cual es decisivo para conocer mejor la carga o grado de fatiga generado por el entrenamiento y para igualar las cargas para todos los sujetos: esto significaría hacer distinto número de repeticiones, pero el mismo grado de fatiga en la serie.
- En ningún estudio se ha controlado si la intensidad con la que entrenaban los sujetos cada día era la intensidad programada y si era igual para todos.
- En ningun estudio se ha considerado el Indice de Esfuerzo (IE) que ha supuesto cada sesión de entrenamiento: los efectos de dos o mas intensidades relativas o conjuntos de intensidades relativas distintas no se pueden comparar si se realizan con un IE distinto.
Como se puede deducir, a pesar de la ingente cantidad de estudios realizados con el objetivo de dilucidar cuál es el mejor modelo de organización del entrenamiento, de ninguno de ellos se puede esperar una información válida si no se contemplan, al menos, las fuentes de varianza que pueden generar lo indicado en los cuatro puntos anteriores.
Nuevo estudio igualando la intensidad relativa máxima de los sujetos
Esta problemática se ha abordado en un estudio reciente en el que todas las variables indicadoras de carga se igualaron menos la evolución de la intensidad relativa máxima de cada sesión. Con este planteamiento se comparó un entrenamiento con una tendencia progresiva en intensidad y regresiva en volumen frente a otro con estas mismas tendencias, pero de manera ondulante.
Es decir, se compararon los efectos de lo que en la terminología que se comenta sería un entrenamiento de PL con otro de PNL. La particularidad y la diferencia con el resto de los estudios realizados hasta la fecha es que en este caso la intensidad (intensidades máximas y de calentamiento) de cada día y la pérdida de velocidad (el grado de fatiga) fueron los mismos para los dos grupos, y cada día se controlaba la velocidad de ejecución para comprobar tanto la intensidad con la que entrenaba el sujeto como la pérdida de velocidad a la que llegaba.
Naturalmente, no se programó (aunque se midió) el número de repeticiones en la serie, porque esto hubiera hecho que no todos los sujetos experimentaran el mismo grado de fatiga. El ejercicio entrenado fue la sentadilla completa, y la pérdida de velocidad en la serie fue del 15% con respecto a la velocidad de la primera repetición.
los resultados mostraron una clara tendencia (cambios porcentuales y de tamaño del efecto) a mejorar más con la PL
No se dieron diferencias significativas entre los grupos, pero los resultados mostraron una clara tendencia (cambios porcentuales y de tamaño del efecto) a mejorar más con la PL. Además, se dieron interacciones significativas (p < 0,05) grupo x medidas a favor de la PL en todas las variables “de fuerza” en la sentadilla y en el salto vertical (CMJ), que no se entrenó. También se observó una más rápida y frecuente mejora semanal de la fuerza (1RM) en la sentadilla y en el CMJ en la PL que en la PNL (datos de laboratorio en fase de publicación).